Las larvas y sus nidos se aspiran de los árboles utilizando un aspirador desarrollado específicamente para esta tarea tan especial.
La principal diferencia con los aspiradores industriales convencionales es que el contenedor de eliminación, con un volumen 140 litros, se incinera después de su uso. Esta es la única manera de neutralizar las larvas con sus finos pelos urticantes.
Después de aspirar las larvas hasta el contenedor de residuos, el aire pasa a través de un filtro de clase de polvo H. De esta manera, se garantiza la eliminación de todas las sustancias orgánicas sin dejar restos, pero sin dañar a los «insectos beneficiosos». La larga manguera de aspiración permite un gran alcance.
Aunque esta forma de control de plagas parezca inusual, es una alternativa real, eficaz y respetuosa con el medio ambiente a la «erradicación química indiscriminada» y a la quema de los nidos de larvas.