Huir de la ciudad a la montaña no ayuda mucho. Un metro cúbico de aire de montaña a unos 2.000 metros de altitud sigue conteniendo 10 millones de partículas.
Suponiendo que inhale y exhale medio litro de aire con cada respiración, eso supondría la friolera de 10.000 partículas por respiración, partiendo de la base de que el aire de la ciudad contiene 20 millones de partículas por metro cúbico.
¿Hasta qué punto son peligrosas las partículas del aire?
¿Cómo podemos hacerles frente? Dejar de respirar no es una alternativa, y a pesar de la impresionante cantidad de sólidos diminutos que hay en el aire que respiramos, todos seguimos vivos. De hecho, muchas partículas son inofensivas; el cuerpo y especialmente los pulmones pueden manejarlas bien. También exhalamos una gran proporción de las partículas que inhalamos.
Sin embargo, no todas las sustancias que inhalamos son inocuas. La pandemia de coronavirus nos ha hecho darnos cuenta de ello. No sólo los virus son peligrosos. El hollín, el amianto, la nicotina, los disolventes... hay numerosos contaminantes que entran en el organismo a través del aire que respiramos y pueden tener un impacto enorme en nuestra salud. Además de la "química" de las partículas, su tamaño también influye. Las partículas con un diámetro inferior a unas 25 µm (a modo de comparación: un cabello humano tiene entre 40 y 70 µm de grosor) son respirables, es decir, penetran en los alvéolos. Las partículas con un diámetro inferior a 1 µm son incluso alveolares, es decir, pueden entrar en el torrente sanguíneo a través de los alvéolos.
El aire respirable limpio es crucial
¿Qué hacer con estos conocimientos? Lo mejor es no dejarse llevar por el pánico, pero tampoco perder de vista que el aire que se respira debe ser lo más limpio posible. Por eso el aire de la montaña es mejor que el de la ciudad: mejor 10 millones de partículas por metro cúbico que 50 millones. Y por eso en la industria existen estrictos valores límite para muchas sustancias (nocivas) en cuanto a su concentración en el aire del lugar de trabajo.
Los aspiradores industriales y los sistemas de aspiración de Ruwac garantizan el cumplimiento de estos límites. Si están equipados con filtros de clase M (para polvos de riesgo medio), filtran el aire aspirado con una permeabilidad máxima del 0,1%. Esto significa que 999 de cada 1.000 partículas quedan retenidas en el filtro y sólo una se libera al medio ambiente. En nuestra opinión, se trata de un índice muy bueno. En el caso de los filtros de clase H, que deben utilizarse para sustancias peligrosas para la salud y para extraer polvo fino respirable, el grado máximo de permeabilidad es sólo del 0,005%. Esto significa que de cada 100.000 partículas aspiradas, 99.995 permanecen en el filtro. Estos filtros se utilizan en sistemas de extracción Ruwac, aspiradores industriales o aspiradores de polvo para la industria farmacéutica, alimentaria o química, por ejemplo.